lunes, 1 de octubre de 2018

La visita

   
    Dieron las dos de la madrugada y como de costumbre no tenía sueño. Se había pasado el día encerrada en su casa, leyendo libros viejos y recordando su pasado. Puede decirse de ella que era una persona muy metódica en algunas cosas, rozando la obsesión por ciertos hábitos, y soñadora a la que pocas cosas le apasionaban más que perderse en sus pensamientos, la mayoría de ellos nada tranquilizadores. Ya estaba cansada y antes de llegar al final del capítulo colocó cuidadosamente su marcapáginas con el dibujo mirando hacia la parte donde había detenido su lectura. Acto seguido lo dejó encima del sofá y se dirigió a la cocina con intención de prepararse un té de lavanda caliente. No obstante, y para su decepción, la despensa estaba vacía y, por si fuera poco, debía esperar a que fuera lunes para ir a la compra.

    A las dos y media pasadas ya se había duchado y lavado los dientes por lo que se dió el visto bueno para irse a dormir. La cama estaba fría y deshecha, parecía ser un reflejo de ella misma. Se quitó los calcetines y se dejó caer bocarriba, pensativa, mirando el techo húmedo y resquebrajado, dejó pasar unos seis minutos de la misma postura, totalmente inmóvil. Finalmente se recostó sobre la almohada cómodamente y boca arriba otra vez, se cubrió con las desgastadas mantas de algodón y apagó la luz. Hacía frío, pero no tanto como para haber encendido la calefacción.

    Casi cuando estaba a punto de dormirse y de manera inconsciente se giró hacia el costado derecho, mirando en dirección a la ventana. Entonces le invadió una sensación de ansiedad y miedo, la adrenalina producida hizo que perdiera por completo el sueño. Acto seguido se volcó hacia el lado contrario con los ojos abiertos y en alerta. A pesar de la oscuridad que había en el cuarto, vió la silueta de su escritorio lleno de carpetas y folios y ropa usada colgada de la silla, tal como lo había dejado. No la tranquilizó, la complexión de su cara había cambiado drásticamente, ahora estaba mucho más tensa y su respiración había aumentado considerablemente. Hacía meses que no tenía visitas y no por ello bajó la guardia en ningún momento, hasta ese día. Fue la primera vez desde hace mucho tiempo que se había olvidado de cerrar la puerta.

    Uno, dos, tres, cuatro…

    Comenzó a contar con su voz interior, no quería llamar la atención y necesitaba pensar en algo neutro, que la mantuviera distraída. Daba por hecho que no estaba sola, se sentía impotente y con ganas de salir corriendo, pero no podía, debía quedarse quieta y disimular que estaba durmiendo. Ese era el juego y ella no podía cambiar las reglas.

    …Trescientos quince, trescientos dieciséis, trescientos diecisiete…

    La cama estaba llena de sudor, el techo humedecido y su almohada llena de lágrimas. Inexplicablemente sus pesadillas cesaron y tras cuarenta y cinco minutos de vigilia, como si de una hipnosis se tratara, comenzó a conciliar el sueño, poco a poco.

    Una vez dormida del todo, en el pasillo comenzó a escucharse un sonido similar al de un objeto arrastrándose suavemente, como si algo estuviera reptando por encima del parqué. Los minutos siguientes a tal extraño acontecimiento no tuvieron repercusión alguna, simplemente aquello que fuera, desapareció.


    El reloj colocado en la mesita marcaba las cuatro de la noche, la chica dormía plácida y despreocupadamente con regueros de lágrimas secas que recorrían su delicada piel de la cara. Se mostraba tan vulnerable e inocente que cualquiera podría pasar la noche entera observándola, sentado a su lado, privilegio que no todos pueden alcanzar. 


Suavemente, con intención de no hacer ruido, evitando a toda costa irrumpir en su descanso, me dispuse a cerrar el habitáculo. 


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Prólogo



   La luz del alba se abría por el horizonte entre las pocas nubes deshilachadas que quedaban, por un momento, dejó sus pensamientos de lado y se detuvo a contemplar exclusivamente el juego cromático de los primeros haces del sol acompañados por el vuelo sincronizado de los estorninos. Apenas unos segundos bastaron para que un sonido similar al de un relámpago estallara a su izquierda, a relativa distancia, rompiendo con la armonía que hasta entonces reinaba en el ambiente. Al principio se sintió tan aturdida por el susto que tardó en pensar con claridad más de lo que a ella le hubiera gustado. Por un momento se le pasó por la mente el hecho de que se tratara de un simple petardo. Dada la época del año en la que se encontraba, las fiestas patronales estaban al caer y debido al revuelo que esto causaba todos los años, muchos jóvenes ansiosos de actividad y jaleo procedentes de pueblos aledaños solían salir al campo anticipándose a la verbena estival, bien haciendo gamberradas, bebiendo o simplemente riendo y montando alboroto. No obstante, desechó la idea a la vez que se dio una palmada en la frente al darse cuenta de las escasas probabilidades de que a alguien se le ocurriera andar con dicho explosivo a esas horas. Al menos nadie con un mínimo de cordura haría tal cosa al lado de la casa de Müller, ni siquiera un chaval. Decidió pues levantarse del prado sobre el que había estado sentada toda la madrugada. Había decidido alejarse de la urbe tras no haber podido conciliar el sueño en toda la noche y así, poder relajarse respirando aire limpio mientras disfrutaba de las maravillosas vistas que ofrecía el mar. No consiguió ver a nadie ni nada alrededor que pudiera haber ocasionado tal estruendo y comenzó a caminar por el borde del acantilado de camino al área recreativa que se encontraba a unos cinco minutos, tratando de seguir su origen.

   Iban a dar las 7.00 y el <<cojo cabrón>> no había aparecido. Fritz comenzaba a ponerse nervioso y cuando eso ocurría perdía la poca racionalidad que le quedaba dejándose llevar por impulsos violentos. Su constitución física era la que cabría esperar de un antiguo miembro de la policía secreta alemana, ahora exhiliado tras la presión política que amenazaba a su país y, sobre todo, a su familia. Finalmente un Rolls-Royce Phantom negro mate estacionó o unos 10 metros enfrente suyo.

   <<Joder, tan discreto como siempre>> pensó Fritz. El chofer, una vez hubo esperado unos diez largos segundos, salió para abrirle la puerta a su pasajero. Un hombre mayor, de unos setenta años y con el pelo canoso salió del lujoso vehículo no sin bastante esfuerzo, ayudado por un bastón.

   -Tan puntual como siempre- saludó Helmunt Bachmann a la vez que se aproximaba lentamente.

   -¿No había otra forma de llamar más la atención? 

   Helmunt miró a su alrededor hasta encontrar un Peugeot rojo. Se echó a reir.

   -Pero si he traído el de menor gama precisamente para eso, igual que tú.

   -Muy gracioso, sabes muy bien que todos nos están buscando por todos los jodidos lados y tu coche perturbaría cualquier intento de discreción. Basta de idioteces, ¿Lo tienes?

   -Los tiempos los marco yo, primero quiero ver el material.

   Fritz se acercó a su coche, abrió la guantera y sacó un sobre.

   -¿Quieres que te lo abra? dijo con una arrogancia de la que se arrepintió casi al instante.

   -Vuelve a hablarme así y será lo último que hagas-le escupió Helmunt al exhiliado alemán. Contempló el sobre detenidamente para luego dárselo a su chofer, quien lo guardó inmediatamente.

   -Bien, otra cosa.

   -Dime.

   -No quiero que volváis a contactar conmigo nunca más ni que mencionéis mi nombre a nadie. A partir de hoy seré un puto fantasma. Ya he estado muerto y sabes perfectamente a lo que me refiero.

   -Entendido, ¿algo más que añadir?

   -Sí, otra cosa... -Titubeó por un momento- Con esto queda resuelto lo de mi familia.

   Helmunt Bechmann le dedicó una educada sonrisa.

   -Bien. 

   Fritz esperó. Ambos permanecieron callados, se estaba empezando tensar el ambiente.

   -Está bien, ya te lo he dado, ¿te tengo que suplicar por favor para que me des la pasta?- Dijo con uno de sus comentarios atrevidos que tanto le caracterizaban.

   Helmunt Bachmann era un viejo con muchas de sus facultades perdidas por la edad, pero aún conservaba a la perfección los reflejos en el manejo de las armas. Saco rápidamente su Colt M1911A1 y le pegó un tiro limpio en el corazón. Fritz pareció quedarse helado, se puso de rodillas y acabó desplomándose boca arriba sobre el gélido asfalto desangrándose. 

   Sabía que la muerte había sido prácticamente instantánea pero aún así le dedicó unas últimas palabras mientras se desangraba.

   -La educación no te vendría nada mal pero no es ese el motivo por el cual he concluido tu miserable vida, simplemente has dejado de serme útil y sabes demasiado. Creo que eres capaz de comprenderme. En el fondo lo sabías ¿verdad, comunista asqueroso?-Dibujó una sonrisa en su rostro mientras contemplaba los débiles y últimos espasmos involuntarios del cuerpo inerte. Después hizo un gesto a su chofer y se montó en el coche.


   A los pocos minutos Anna llegó al lugar del asesinato, halló el cuerpo  rodeado de un tinte rojo y espeso pero no consiguió ver a nadie más. Si alguien se hubiera dado a la fuga ya lo habría hecho, y tendría el tiempo suficiente para ocultarse por el trayecto zigzagueante que conducía a la carretera comarcal, gracias a los densos pinos que lo rodeaban.

Pensativa y catatónica se que dió lentamente media vuelta: la luz de la cabaña estaba encendida. Asustada, una vez hubo recuperado el aliento se apresuró hacia el hogar del viejo.




*Nota: si quieres que continúe la historia házmelo saber en los comentarios. Por alguna razón los "me gusta" se borran al actualizar la página, problema que trataré de arreglar. Gracias ^^



domingo, 13 de diciembre de 2015

Próximamente . . . ¡Si tú quieres!




                Aventuras en los Alpes                                   Vlog: concierto de U2  


Barcelona
Mer de Glace, 
Mont Blanc





Para saber si os interesaría o no que trajera ambas cosas, hacédmelo saber dejando un comentario o dándole a me gusta. Saludos ^^

viernes, 7 de agosto de 2015

NUEVA SECCIÓN: Ayuda altruista

¡Hola!, hoy me he levantado con ganas de ayudar y se me ha ocurrido abrir una sección en mi blog sobre algo que se lleva haciendo desde hace algún tiempo en otros canales. El tema consiste en que una persona anónima (como podrías serlo tú) me mande un mensaje contándome cualquier problema que tenga para que yo le de mi opinión sobre el mismo. Puede parecer una chorrada pero realmente todos hemos sentido alguna vez la necesidad de pedir consejo o ayuda a alguien ¡y que mejor forma que a un desconocido! porque quieras que no siempre es más fácil contárselo a alguien que no conoces de nada. 

No te voy a pedir ningún dato personal ni nada por el estilo, lo que tienes que hacer es:


1. Escribir el problema que tengas

2. Mandármelo a mi correo (podrás encontrarlo en el menú: "contacto") 


3. Con la mayor brevedad posible y con toda la buena intención y amor del mundo trataré de darte mi punto de vista, ayudarte o subirte el ánimo si lo estás pasando mal.


Lo mejor de todo es que ES GRATIS y en ningún momento haré público ni el mensaje ni la respuesta. Participa :D


miércoles, 5 de agosto de 2015


Correo electrónico: jesushdiaz81@gmail.com

Twitter: @jesushd8

Facebook: Jesús Hevia Díaz

Instagram: chushedi



jueves, 30 de julio de 2015

Nocturnidad

     En lo más hondo de tu intelecto donde a veces las leyes naturales no tienen cabida ni sentido, y ante ti, se oyen pasos cada vez más dispersos por el vacío. Logras distinguir a duras penas  algún que otro taconazo, dos tropiezos e innumerables caídas, pero no ves nada aunque pongas la palma de la mano en las narices. Los únicos pasos que detectas con firmeza son los tuyos movidos en un compás progresivamente lento hasta detenerse. Quieto, en la inmensidad de un espacio incierto, oscuro, el ruido comienza a tomar protagonismo por su ausencia. Ahora que te sientes atrapado entre el silencio y las tinieblas la única compañía con la que cuentas es la sensación de claustrofobia que te invade. Aunque no llegas a tocar nada en absoluto  notas la presencia de paredes que te bloquean encerrándote a un palmo de distancia. Estás aterrado y atrapado y como reacción nerviosa comienzas a dar vueltas sobre tu propio eje.

     A lo lejos de nuevo, y a tu espalda esta vez, escuchas pasos que  en principio nada tienen que ver con los anteriores. A diferencia de aquéllos, sus movimientos son menos torpes y su marcha más suave y sigilosa lo que te hace comprender por qué antes no habías sido capaz de apreciarlos. En un arrebato de histeria decides pedir auxilio pero ningún sonido sale por tu boca por mucho esfuerzo que hagas, ni si quiera un susurro. Las suaves y delicadas pisadas, cuyo rumbo es tan incierto como tu destino desaparecen junto con tu oportunidad de ser salvado.

     La agonía y tenebrosidad que inspira el lugar te obliga a desistir la idea de esperar a alguien o algo que te socorra, lo que te empuja a retomar la marcha, poco a poco al principio hasta que recorres unos pocos metros esperando la inminente colisión de aquellos muros inquebrantables, la cual no llega a producirse nunca.

    Pasado cierto tiempo y mientras prosigues tu camino llegas a la conclusión de varias cosas: la primera, que las paredes que te habían impedido moverte estaban, al igual que todo lo demás, regidas por tu mente, siéndoles otorgada tanta distancia, realismo e influencia sobre ti como tú (Supremo Hacedor) quisieras, en un mundo cuyas posibilidades son infinitas; dando vida a tus temores, quitándotela. La segunda, que todos los pasos que habías escuchado eran los mismos en ambas ocasiones, no obstante, la primera vez que los escuchaste resultaban ridículos por su escasa coordinación en comparación con los tuyos pero en cuanto detuviste tu curso y dejaste que el miedo se apoderara de ti solo conseguiste incrementar tu inseguridad y cambiar la impresión de los mismos, ya que el ridículo lo estabas haciendo tú (recuerdas las vueltas que diste, de ahí el cambio de orientación). Lo tercero y lo más relevante es que tú fuiste el único capaz de superar las cadenas que te impedían avanzar haciendo que se disiparan y dejando también de lado toda esperanza relacionada con el apoyo que te pudieran proporcionar terceros.



    Lo más aterrador era imaginarse lo que la lobreguez impedía ver, más incluso que las cosas que pudieran esconderse realmente. Eras el causante de tus miedos, y por lo tanto, en aquella situación, tu principal enemigo.


                                

miércoles, 29 de julio de 2015

A veces

     A veces escribo para desahogarme, sin que el tener o no razón acabe por importarme. Rara vez la tengo pero cuando creo que sí suelo estar callado. Más vale ser precavido, por si acaso.

     A veces da la sensación de que es de mala educación demostrar lo equivocada que una persona está, porque en seguida le parece mal. Tampoco está bien decir tonterías sin pensar, aunque muchas de esas tonterías improvisadas muestran secretos guardados, que se convierten en el fondo, difíciles de ocultar. Con esto quiero decir que algunas veces el callado dice más que el charlatán. 


Y a mí, por desgracia, a veces me da por hablar escribir.

jueves, 9 de julio de 2015

La lucha del ser ufano

      Ha llegado un momento en el cual los autoengaños ya no me convencen y debo admitir muy a mi pesar que ser bueno no me trae nada bueno, incluso soy capaz de reconocer que me ha perjudicado bastante serlo. Sinceramente pienso que en esta vida hay que ser un tremendo capullo para que las cosas te salgan bien; así, tal cual.

     La verdad es que por muy civilizados que nos creamos no somos más que simples animales (incluso mucho más inútiles que ellos) y nos gusta actuar en manada. Nuestra simplicidad no tiene límites llegando incluso a castigar (verbal o físicamente) a aquellos que consideramos ajenos a nuestra manada, esto es la gente diferente a quienes tú, y digo TÚ te identificas o relacionas. De ahí salen cosas tan populares como el bullying, prejuicios, homofobia, racismo, etc. Todos estos comportamientos tienen en común ese “miedo a lo desconocido o extraño” que por lo tanto “merece” ser castigado.

    Supongo que aunque no hayas visto muchos documentales sabrás que es habitual la existencia de uno o dos líderes dentro de una comunidad, miembros que por las razones que sean son quienes tienen mayor autoridad y hacen uso de ella para someter a sus seguidores. Estos son los llamados “machos alfa” (antes de que penséis estupideces sexistas debo decir que bien puede ser hembra y no necesariamente macho… bueno en fin, no me he inventado yo el término y no sé que hago dando explicaciones). Llegado a este punto os pregunto: ¿quiénes son los que verdaderamente tienen mayor facilidad para llegar a este puesto dentro de un grupo social según las breves características que os he citado? BINGO: aquellos a los que les guste imponerse al resto, aquellos que solo miran para sus adentros, aquellos, y perdonad que reitere, que sean autoritarios y muestren seguridad en sí mismos. La gente confunde en ocasiones la seguridad con el egocentrismo y egoísmo.

    <<Ojo, con esto no quiero hacer una generalización absoluta ni quiero que se me malinterprete, como todo, esto es relativo. Es cierto que hay personas que intentan que esto cambie pero curiosamente (o no) son las que menos apoyo reciben. De esas personas en las que seguro crees incluirte hablaré mas adelante>>.

    Si te pasas de listo e intentas romper la armonía en un grupo de seres ufanos (o humanos) puedes llegar a ser considerado una “amenaza” dentro del sistema y como no te gusta sentirte rechazado acatas el orden impuesto con resignación. Ahora bien, en cuanto eres consciente de que no merece la pena rodearte de esa escoria y decides valerte por ti mismo enseguida aparecen miles de dedos que te señalan, comentan y piensan estupideces con las que creo que se alimentan. A mí me gusta llamarles pirañas.

    Perdonad que me corrija, no somos animales, nosotros somos mucho peores y nuestra proliferación como especie es incompatible con la suya y con cualquier otra vaya. Somos seres destructivos y egoístas, en todos los contextos posibles. Todos somos egoístas y destructivos en el amor, las relaciones personales, con otros seres, con nosotros mismos, con nuestra imaginación, y en fin, con cualquier existencia material o intangible… La mayoría de las veces sin darnos cuenta, de forma mecánica, aunque dicho así parece que tenemos excusa. Y con ello he llegado a la conclusión de que el altruismo es una utopía, la generosidad no es más que egoísmo de procedencia externa.

     Y sí, sé que tú eres toda una excepción pero no te enorgullezcas porque como sigas así no sólo no conseguirás cambiar a los demás sino que te intentarán hundir hasta destruirte. Es entonces cuando aprenderás la lección de que no existen hombres buenos, sino personas con los mismos intereses que tú y en cuanto ese interés que os une deje de tener importancia te abandonará y estarás solo y, confiesa, harías lo mismo en su lugar. Por suerte yo no he necesitado llegar a ese punto ni mucho menos me acabo de dar cuenta ahora ¿Y tú, quieres ser parte de esa escoria o prefieres ser una amenaza? Yo lo tengo claro.

    Te das cuenta de que algo va mal cuando a los que hacen de buenos se les llama tontos.

    “Sinceramente pienso que en esta vida hay que ser un tremendo capullo para que las cosas te vayan bien” o al menos no muy mal. Porque de lo contrario no dudarán ni un segundo en serlo contigo. ¿Ley del más fuerte? No, yo lo llamaría más bien algo así como batalla por el beneficio individual, la lucha del ser ufano... o simplemente un “todos contra todos” como dijo un tal Hobbes.

lunes, 25 de mayo de 2015

Mis suspiros a ti debidos

El calor de tu regazo en aquellas tardes tan efímeras e inconclusas. En las que siempre quedaban pendientes nuestras ganas de más. 

El amor que me diste. 
El que eras. 

Tu carácter. 
El que conseguía enternecer a cualquiera y cuya presencia, ahora, se anhela. 

El recuerdo tuyo que dejaste. 
El que jamás expirará. 

Por todo ello y muchos suspiros más.
Te quiero, desde siempre.
Hasta nunca parar.

Allí en las montañas, donde el sol de soslayo da, si da. 
Donde el calor de tu corazón ganaba al frío invernal. 
Allí, y en cualquier parte, el niño que ayer cuidaste mientras dormía, hoy y desde un año ha, sueña con volverte a encontrar. 

Quizás en otra vida. 

Ojalá.




Para Elvira, por el tiempo que me dedicó y por el que ya no tiene.









sábado, 4 de abril de 2015

La última lección aprendida

    El anciano se levantaba y lo primero que hacía era ir al baño y sonreír ante el espejo unas cinco, diez o siete veces todos los días, algunas con carcajada incluida. Su nieta chica llevaba tiempo observando tal peculiar ritual matutino pero nunca le preguntó ni comentó nada al respecto. Para ella era la persona más maravillosa y sabia que conocía pues siempre le transmitía grandes lecciones e hiciera lo que hiciese siempre podía aprender algo de él.


     Los años pasaron y cuando la niña se hizo vieja comenzó a fallarle la memoria, habían pasado cosas increíbles a lo largo de su vida y sin embargo lo único que a duras penas conseguía recordar era su infancia. Se equivocaba constantemente con los nombres, olvidaba lo que estaba haciendo en cada momento dejando las cosas a medias e incluso de cocinar, algo que le dolía enormemente ya que siempre había disfrutado  mucho preparando postres para su familia. El Altheimer iba progresando a pasos agigantados y fue entonces cuando temió olvidarse absolutamente de todo. La preciosa  y pura sonrisa que conservaba desde su niñez era lo único que lograba rejuvenecerla y por ello tampoco quiso perderla ni dejar que se volatilizara al igual que sus recuerdos. Fue entonces cuando lo comprendió, cogió un espejo en el cajón del destartalado baño y con lágrimas en los ojos le juró orgullosa a su abuelo, allá donde estuviera, que eso nunca sucedería. Además, al hacerlo, evocaría a la persona que más había admirado y la que nunca había dejado de estar a su lado.


sábado, 14 de marzo de 2015

Lágrimas de sangre

    <<No me toméis como ejemplo, nunca lo fui y sería una lástima serlo ahora. No te rindas por nada en el mundo y si lo haces que sea por tiempo limitado, para coger aliento y carrerilla. Yo ya he gastado todas las suelas de mis zapatos. Ya no puedo más.

    Esta carta es el principio, un resumen; las razones las escribiré en otra, algo más extensa y personal.

  Maldita eternidad finita, malditos sueños perecederos de traicionera hoja caduca, disfrazados como perennes>>.


    Dicen que recurrir al suicidio cuando las cosas no van bien es de cobardes, una vía fácil y rápida de escape ante las adversidades de la vida. Yo personalmente tengo una idea muy distinta.

    Estoy cansado de ver mis esfuerzos en fracasos, de decepcionarme e intentar fingir que todo va genial, voy progresando, que debo volver a intentarlo porque acabaré consiguiéndolo tarde o temprano; “un tarde o temprano” muy lejano que siempre se vuelve en “nunca”, sueños disipados transformados en meros intentos e impotencia.

    También me cansa estar rodeado de gente, gustos y costumbres extrañas que nada tienen que ver conmigo. Soy la pieza del puzle que no encaja en ninguna parte por muchas vueltas que me des y también la que trabaja por perderse o huir  sin importarle dejar al resto a medias.

    No es cuestión de egoísmo, ya he dado prioridad a los intereses de muchos frente a mis propias necesidades, ahora siento que me toca pensar en mí. Solo eso.

    Creo que hagas lo que hagas siempre va a haber alguien que no esté de acuerdo y, dependiendo de tus actos puedes incluso hacer mucho daño a las personas que quieres sin existir intencionalidad alguna. Es algo inevitable y con lo que cuentas en todo momento. Una cosa está clara: si te detienes a pensarlo cada vez que vayas a tomar una decisión nunca harás nada…

    Hay muchas cosas en mi cabeza que me echan hacia atrás y cada día que pasa se acumulan otras tantas. Por ello cualquier motivación se ve insignificante al lado del repertorio adverso. Aún me quedan proyectos mas apenas ganas, no sé exactamente qué es lo que estoy haciendo mal pero tengo miedo de que algún día sea demasiado tarde para descubrirlo. Tengo miedo de mí y de mis impulsos. Temo seguir siendo la misma versión frustrada y sin alas que aspira a tocar el cielo. Temo volverme cuerdo y perder mi racional locura. Mis ojos perdieron brillo tras la infancia, mis largas pestañas hace tiempo que solo gotean sangre por las heridas incurables de mi marchitado corazón, de mi ser. Nadie tiene la culpa, solo se trata de cúmulos matadores, tanto como estocadas.

    Me declaro culpable de haber luchado en su momento por lo que me proponía, de haberme exigido demasiado y  sobre todo, de creer en que lograría todos y cada uno de los objetivos. “Eres joven” dirán, pero me es indiferente la edad ya que lo relevante es lo que hagas con los años y tendría tantas cosas que cambiar para que todo fluyera de nuevo que necesitaría mucho más que tiempo: valentía.

  El cauce de mi vida está cada vez más estancado y el sol da de bruces, la insolación se intensifica por momentos y noto cómo me evaporo poco a poco. Ya no quedan lágrimas.

    Tantas cosas son las que hay que cambiar que prefiero dejarlo todo y empezar de nuevo, quizá en otra vida. No obstante es posible que acabara igual, luego es inútil, haga lo que haga estoy destinado al fracaso, incluso al tratar de consumarme. Además no es sencillo, soy cobarde y suicidarse es de valientes al contrario de lo que muchos piensan. De todas formas ya lo he intentado todo y esto es lo que me queda, una posible alternativa, mi única salida.

    El temor e inseguridad se intensifican, sudores fríos recorren tu cuerpo, la respiración se acelera en un ritmo desacompasado similar al llanto; una fatiga metafórica que resume tu situación haciéndote sentir aún más humillado e impotente. Recuerdos y personas aparecen en tu mente, gritos ahogados intentando escapar metamorfoseados en reprimidos susurros; no quieres oírte, ni pensar. Se vislumbran las hermosas luces de la ciudad que te vio crecer desde las alturas. Y es entonces cuando decides que esa será tu última noche. Actúas. Y a volar>>.


    -Tras recibir la nefasta noticia y leer la carta varias veces a solas, la mujer que le había jurado su amor para siempre a aquella dulce damisela, soltó una carcajada y, con la copa de champagne en la mano, celebró, aún incrédula ante la chimenea, su dulce e impune victoria. Ahora su éxito estaba asegurado.

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    -Queridos lectores y queridísimas lectoras... Por muchos fracasos que podamos cosechar debemos valorar nuestros esfuerzos, eso que nadie ve y que debería de hacerte sentir orgulloso. Más allá de las capacidades o ineptitudes de cada uno lo que logres o lo que falles te hará crecer pero si abandonas te estarías traicionando al incumplir con tus propias obligaciones y metas, algo así como haberte dedicado a algo para nada. Claro que pueden asaltarte dudas e incluso puedes llegar a perder la fe en ti mismo y la paciencia aun así dejarte derrotar no es la solución ya que es solo un proceso por el que todo el mundo ha de pasar antes de alcanzar la gloria.

    Es importante diferenciar las emociones de los sentimientos. Las primeras, en boca de Nico Frijda, son “fuerzas motivadoras que nos preparan para la acción”. Dicho de otra manera las emociones nos asaltan, los sentimientos no, a partir de estos podemos tomar decisiones mucho más conscientes y racionales, luego a veces hay que controlar los impulsos.

    Según Alfred Adler, la sensación de inferioridad radica de la infancia, momento en el cual todos son mucho más poderosos y capaces por lo que de niños tratamos de emularlos llevándonos a una carrera constante que consiste en ponerse metas: cuando se superan se gana confianza y cuando no es así, en función de la autoestima de cada individuo puede darse una personalidad desequilibrada o “complejo de inferioridad” que en casos extremos puede derivar en actos violentos frente a otros.


    Más allá de tecnicismos y de lo que hayan dicho o no personalidades reconocidas, he de decir que la presión o abusos verbales que una persona pueda ejercer sobre otra, afectan en función del grado de relevancia que se les den. La protagonista no sabe que se equivoca: lo valiente es anteponerse, ser fuerte y acabar la carrera por mucho dolor o zancadillas que te hagan. Piensa que si decides perder tu vida, ganan tus frustraciones y problemas.



    Nadie se libra del fracaso pero lo que diferencia al fracasado del triunfador es que éste último fue capaz de asumirlo pero sin conformismo y seguió luchando sin importarle ser o no realista. Convéncete de que puedes y harás que aquello que te parece una utopía se convierta en realidad. Suerte.

domingo, 1 de marzo de 2015

Atrévete

Jurando futuros inciertos, desplegando alas,
lidiando entre nuestras suaves pieles descalzas
profesábamos desenfrenos apasionados
mas todo quedó en lujuria, juegos y besos…

Y es ahora cuando me pregunto si en cierto modo
mereció la pena sufrir tanto por tan poco
¿Y si realmente la llama que antes hubo sigue encendida?
Quizá ésta se halla en tu espalda perdida.

De aquellos abrazos caídos en el olvido
al igual que yo también caí en el descuido
de querer a quien nunca debí haber querido,
de pretender amar a quien fuí un desconocido.

Da igual, no la busques, es inútil,
como una colilla tirada en el suelo:
siendo el humo nuestra pasión volátil
sus cenizas, agridulces recuerdos.

Despídete de mí como nunca lo has hecho,
atrévete a ser otra vez mi amor eterno
mírame por última vez a los ojos
y dime que todo fue mentira, un mal sueño.

martes, 17 de febrero de 2015

Susi la sursuncorda

Susi le suscitó al sustantivo
un sustancial susto, en un solo grito,
con suspense y suspicacia, el suscrito: "¡Sustrato por el sustento suplido!" Y el susodicho susurró un suspiro.

jueves, 5 de febrero de 2015

Aún perduraban motivos
que alentaban su esperanza;
escasos los buenos recuerdos
que el tiempo difuminaba.

Como llamas incandescentes,
reconvertidas en ascuas a
su alma viva casi muerta
apenas fuerzas le quedaban.

domingo, 1 de febrero de 2015

Consumismo e involución

    La situación actual del mundo es el resultado de todos los progresos y retrocesos, guerras y acuerdos de paz, unificaciones e independencias. Todo ello sumado a ideologías, religiones y culturas, algunas veces idolatradas, otras castigadas. En resumen, la historia es nuestro presente más lejano, la base de lo que somos hoy en día.

    El mundo que hemos construido está en continuo desarrollo siendo bueno o malo en función de la perspectiva desde la que se quiera ver pero no se detiene su curso. Quizá vamos demasiado rápido y no tenemos en cuenta el gasto acelerado de los recursos naturales en un planeta que cada vez le queda menos vida. Parece que nuestro desarrollo artificial es incompatible al mantenimiento de la naturaleza. No podemos saber dónde está el límite que nos impida seguir nuestro caudal evolutivo, o al menos cuando lo descubramos será demasiado tarde…


    Hoy en día no sabemos diferenciar el consumo del consumismo y eso es exactamente lo que nos convierte en seres fácilmente manipulables. Sabemos el precio de un producto pero ignoramos lo que pudo haberle costado a quien lo trabajó, quizá sea un niño explotado en la otra punta del mundo que no tiene otra forma de subsistir. Tú no lo sabes y prefieres no saberlo lo que convierte tu ignorancia en desinterés y lo que mantiene a este mundo “injustamente globalizado”. A nadie le conviene hacer grandes cambios cuando le va bien por miedo a perderlo todo pero… ¿y aquéllos que nunca tuvieron nada? Pues eso, nada importan. La relevancia o importancia de una persona radica en sus posesiones materiales, parece absurdo pero somos así de materialistas hasta el punto, si es posible, de perjudicar al vecino para convertirnos más poderosos siendo a la vez moralmente más pobres.



sábado, 31 de enero de 2015

Mi mejor consejera

    Porque conocí el amor y también el odio; porque además experimenté tanto la buena compañía como la más absoluta soledad. Precisamente por todo ello elegí esta última como oportunidad única y necesaria  en la que puedo ser yo mismo y evitar todo sufrimiento que me puedan ocasionar las otras (aunque algunas veces incluso me da tiempo a aprender a amarme y odiarme siendo siempre mi mejor compañero). No obstante, nada es bueno en exceso y hay momentos para todo pero al igual que no se puede extraer de forma forzosa a una criatura de su madriguera  no se puede obligar a alguien a salir de su más sumida soledad. Debe ser algo que el sujeto en cuestión esté dispuesto a hacer aunque se exponga al riesgo de que entonces nadie esté a su lado para verlo, a deslumbrarse con todo lo que le rodee al salir.

    De todas formas yo ya lo he intentado en varias ocasiones y no es por resultar testarudo. No, que va. Pero realmente con quien más cómodo me he encontrado ha sido conmigo y dudo que eso cambie por muchas veces que decida salir de mi refugio. Ha llegado el punto en el que cualquier presencia humana por mínima que sea me moleste en exceso. Una parte de mí teme volverse asocial, la otra en cambio no tiene más que recordar… Con eso basta para aferrarme aún más a mi cubil. Pero afortunadamente no todos son malos recuerdos  los que cosecho, los que me hacen estar así; sino los buenos que yo, en mi tan preciada intimidad, puedo llegar a conseguir sin necesidad de nadie y los cuales superan con creces cualquier presencia por muy buena que sea. Sí, quizá eso me haga mirar con recelo la compañía de otros asociándolo como un obstáculo, algo de lo que prescindo y no es miedo a equivocarme con mis propias ideas, ni tampoco soy narcisista y me adoro a mí mismo y a nadie más... Si estoy bien y no necesito nada más creo que es totalmente aceptable desde cualquier punto de vista.

    Nada es bueno en exceso… Sobre todo pensar que no tenemos o que no importamos a nadie al estar aislados hace que en ocasiones se eche de menos pero solo son momentos de flaqueza que uno puede superar. El verdadero problema es que al pasar tanto tiempo solo, tantas confesiones personales a ti mismo, tantas risas, llantos, aburrimiento, diversión… Al final lo peor que te puede suceder es caerte mal. Al igual que cuando dos enamorados deciden casarse, compartir sus vidas y jurarse el más sincero amor y fidelidad, debes ser consciente de que las cosas pueden no salir como esperabas y es entonces cuando no puedes echarte atrás ni divorciarte pues no existe tal cosa en uno mismo sino tratar de consensuar un mutuo acuerdo entre tu ánima y tu razón para mantenerlas en armonía.

    Que sea una persona solitaria, que sabe disfrutar de esta, siendo totalmente independiente  no quiere decir que me aleje del todo de mis seres queridos a los cuales siempre guardo en gran estima y aprecio pues son y serán los únicos que se merecen mi cariño, siendo yo, dicho sea de paso, considerado muy mimoso a pesar de todo (y lo reconozco). Algunas personas que mínimamente me conocen me suelen aconsejar equívocamente (a mi parecer) que debería ser con todo el mundo igual que con ellas, yo les contestaría: “pues si soy así contigo no te preocupes tanto como soy con los demás ya que habré visto en ti algo distinto que me haya convencido para mostrarte la puntita del iceberg de mi personalidad, cosa que otros ni se acercan”. Si alguien me preguntara entonces qué es lo que me motiva a ser así de retraído, de esquivo con la gente,  tendría argumentos suficientes como para seguir escribiendo pero por no alargar demasiado tan evidente respuesta le diría que sencillamente quienes son capaces de hacerse una buena introspección, de aceptarse tal cual son y de guardarse sus emociones y sentimientos son los que más amor y ternura pueden llegar a dar. Pero claro está, solo a aquellos que me han respetado, apoyado  y aguantado en todo momento de manera altruista, y aun así nunca, nunca me llegaron a dejar solo del todo y, que sin sentirme en deuda con ellos, les debo mucho. Dicho esto, si decido estar así es porque me hace sentirme bien, cómodo, no me concibo de ninguna otra manera y porque me caigo genial, entre otras muchas razones.

    Empecé a ser introvertido cuando me di cuenta ya de pequeñito que mi extroversión sacaba a la luz mis defectos y virtudes y, en principio eso me daba igual, lo que me enojaba era que llegaran a las manos equivocadas y se utilizara con malas intenciones. Antes hablaba de recuerdos y por poca experiencia que denota en principio mi corta edad, sé que esa gente sigue estando ahí, ha crecido igual que yo y no me merece, como tampoco merece la pena mostrarles tal cual soy en verdad, sería una pérdida de tiempo porque no tengo ningún interés. Sigo cerrado, y al igual que un buen libro, solo seré abierto a aquel que esté a la altura de conocer mis historias, así como de aguantarlas y, en casos extremos, de disfrutar con ellas. Y aun así creo que no hay ni una persona que haya podido llegar a la mitad (ni mi familia, ni mis mejores amigos).

    Hay quien asocia el estar solo con estar amargado, os juro que lo he oído. Pero para esa gente que ignora la diferencia yo se la detallo un poco: el que está solo porque quiere y porque puede llega perfectamente a ser más feliz que uno bien o mal acompañado; y el amargado bueno, en verdad hay dos tipos de amargados, primero el que he dicho que estaba mal acompañado, que por lo tanto es un infeliz y el otro el que está solo porque nadie le quiere o aguanta. Al menos ese es mi punto de vista, de nada.

   En fin, os recomiendo que en algún momento de vuestra vida desconectéis de todo y todos los que os hagan sentir atados. Entonces, y solo entonces os daréis cuenta de quién verdaderamente merece seguir formando parte de ella ya que notaréis su presencia (no necesariamente física) sin haceros sentir atosigados porque si verdaderamente esa persona quiere lo mejor para ti, por mucho dolor que le pueda ocasionar no actuará acorde a sus intereses sino que acatará los tuyos. Pero no me hago responsable de las consecuencias que conlleve descubrir falsos amigos, amantes o compañeros, eso queridos, eso es cosa vuestra… Y ojo, que esto no altere vuestros intereses pues es un acto como cualquier otro: totalmente consciente y consecuente.





lunes, 26 de enero de 2015

Mar de sueños rotos

   En el mar de los sueños rotos en el que naufragan fracasos y desamores; en el mar donde nadie es 
mejor que nadie... ¡Qué digo! Nadie es nadie; en un mar donde, por si fuera poco, los sueños que ya se han roto, rotos están y por eso ya no son sueños; en un mar que además se encuentra en el más profundo orgullo y por ello se oculta: por miedo a mostrar los defectos.
  
     Hasta que te das cuenta de que lo defectuoso es lo que realmente te hace ser único. El defecto es la escala más perfecta que existe para poder ver las diferencias, pero solo pensar en el defecto es hundirte más y más en el mar de los sueños rotos, en donde nadie es nadie, y por tanto, nadie puede salir de allí una vez haya entrado.

    Pero... Al no ser nadie, ¿no crees que has pensado mucho en nada? En algo insignificante que carece de valía y a lo que nadie se va a parar a apreciar, algo de lo que es absolutamente absurdo pensar y que gracias a todos esos pensamientos ese infierno llamado mar de sueños rotos se hace cada vez más extenso e infinito.



   Naufragando, naufragando...


La más ardua consecución

    En ocasiones nuestros objetivos salen de una forma totalmente opuesta o simplemente diferente de la planeada, en otras incluso pueden no llevarse a cabo nunca por miedo al fracaso. En ese caso pasan de ser objetivos a ideas infravaloradas, sueños que podrían haberse hecho realidad y no lo son por las piedras que nos tiramos sobre nuestro propio tejado... ¿"Podrían"? Realmente creo que nunca es tarde para emprender una nueva aventura aún más tratándose de algo que deseamos. Hay que abrir velas y dejarse llevar un poco más por la brisa favorable que surge en cada momento, y es que si no aprovechas esos pequeños empujones nunca sabrás hasta dónde puedes llegar y si te quedas anclado te aseguro que no te moverás mucho, solo vivirás altibajos producidos por el movimiento de las olas.
  
    Es triste no querer conocer nuevas experiencias, creo que las personas así temen que lo desconocido les perjudique y en parte es algo sensato pero no me cabe ni la menor duda de que cuando las cosas no pueden ir a peor debes plantearte si quieres seguir igual o progresar, es decir, levantarse de entre tu propia mierda con más fuerza que antes y con la cabeza alta (porque de bajártela ya se preocuparán otros, descuida). Estoy algo cansado de oír a la gente quejarse de que no valen nada y yo les pregunto... ¿no vales nada o no te haces valer? Esta claro que si no haces nada por levantarte de entre el fango nadie lo va a hacer por ti, pueden ayudarte tirandote hacia arriba en un momento dado pero si no pones de tu parte, si no ejerces más fuerza que la que te atrae al suelo te volveras a caer por tu propio peso, es pura física.

    Todos aprendimos desde muy pequeños a hacer algo tan sencillo como eso: levantarnos cuando nos caemos, cuando damos nuestros primeros pasos... hasta que al fin aprendemos a correr. ¿y ahora, que estás cayéndote constantemente, te imaginas que un día empieza a dar sus frutos ese esfuerzo? ¿Que de lo que antes era un temor a equivocarse ahora es un "menos mal que lo hice"? Replanteate tu vida cada día que pasa, siempre habrá algo que cambiar, tampoco te confíes y te vengas arriba, la sensatez de la que antes hablábamos hay que tenerla en cuenta pero sin que te eche para atrás del todo. No existe mayor locura que no luchar por lo que te vuelve loco, por lo que realmente te hace ser tú mismo y no lo que los demás quieren que seas. Vas a oír muchas críticas, eso es que lo estás haciendo bien, o que todos tienen razón... cosa que en muy pocas ocasiones sucede.

    Podéis pensar que soy un soñador, una persona demasiado inocente, o incluso un iluso pero lo que tengo claro es que soy lo que queramos YO y mis ganas de ser feliz , ni más ni menos y si para ello necesito de todos esos calificativos, adelante ¿cuál es el problema? Sin sueños no hay motivación, sin inocencia no hay bondad y aunque no siempre se es un iluso por tener una ilusión, de vez en cuando, serlo no viene mal. Haced y pensad lo que os de la gana, pero humildemente os invito a que os tengáis en cuenta más de vez en cuando; aprended a valorar vuestros propios esfuerzos, a escucharos: que lo que hagáis no sea una pérdida de tiempo sino un descubrimiento de vuestro verdadero yo.

    Todos nacimos y nadie sabe por ni para qué, pero lo que sí podemos es decidir ambas cosas mediante nuestros propios actos y no a través de los famosos "ya lo hare". Que vuestros propósitos de Año Nuevo se cumplan en la medida de lo posible pero si no empezáis AHORA aunque sea dar el primer paso, no lo haréis jamas... Como dijo Mark Twain, "los dos días mas importantes de tu vida es el dia en que naces y el dia en que descubres por qué". Te toca trabajarte el segundo, esta de tu mano conseguirlo.

    Ni si quiera sé por qué he escrito todo esto, tampoco me apetecería explicarlo pero si llegaste hasta aquí espero que de algo te sirva, y si no, sinceramente me da igual. Haz lo que quieras y quiere lo que haces, y sobre todo que tu vida sea como este texto sin importancia: pura improvisación llena de contradicciones.



Arte sádico

    Aquel día fue el más duro de mi infancia. Yo no sabía lo que iba a acontecer hasta que sucedió. Desde nuestra posición "privilegiada" se veía todo el ruedo, el campo de masacre. Cuando una bestia negra salió de su escondite el público enloqueció a vítores: los quince minutos siguientes se hicieron eternos.

    «Al salir de aquel zulo la luz era cegadora; enfrente de mí, el demonio. Yo estaba aterrado y mi reacción fue atacar como defensa ante el peligro pero mis músculos no respondían correctamente. Entonces sentí un intenso dolor punzante, traté de defenderme pero nada, mi destino era inminente e inevitable».

    La primera estocada parecía haber cogido al toro desprevenido pero estaba claro que le habían hecho algo, se notaba desde su salida que sus fuerzas flaqueaban y sus ojos no mostraban más que una súplica de piedad y rendición. No obstante, aquel hombre que acaparaba toda la atención no parecía percatarse e incluso se le veía disfrutar su momento de gloria. Los segundos eran agujas que punzaban mi inocente corazón y en ese momento en mi cabeza le daba vueltas y vueltas a la misma pregunta: ¿donde está la línea divisoria que separa el maltrato del arte?


    Siete varillas atravesaban ya el lomo del animal y aun así era conmovedora la lucha por aferrarse a su vida pese a que esta solo le hubiera causado un sádico dolor. Cuando se produjo el remate final, cuando el torero cesó su burla y cuando la arena se tiñó de sangre, entonces y solo entonces la agonía se convirtió en descanso.